Participación de estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala en la Iglesia Internacional de Cristo
Por Lybny Mejia
Iglesia Internacional de Cristo IIC es un grupo
cristiano evangélico de jóvenes universitarios, que comenzó a congregarse desde
septiembre de 1994. Acción Estudiantil Centro América es un equipo de
evangelizadores que funciona dentro del campus de la USAC, reuniéndose frente
al Edificio de Recursos Educativos.
Para aproximar la comprensión de la dinámica estudiantil universitaria y su
filiación y práctica de la religión cristiana evangélica dentro del campus
universitario, deben considerarse algunas
aproximaciones al movimiento evangélico en Guatemala
y su acelerado incremento desde la década de los años sesenta, pues según datos
del Pew Research Center, la población cristiana protestante compone el 41% de
los 17 millones de habitantes del país (Pérez, 2018, pág., 71).
…se desprende la denominación Iglesia de Cristo. La IIC es
cristiana en su base teológica […] y fue influenciada por el movimiento de
discipulado de los años 50. Sus raíces se pueden remontar al año 1967 a la
Iglesia de Cristo Crossroads (Crossroads Church of Christ), en Gainesville,
Florida. La Iglesia Crossroads tenía un programa de discipulado el cual llegó a
ser conocido como el Movimiento Crossroads (Slick,
2017).
Es a partir de la conexión con el movimiento Crossroads en Florida que en 1967 el líder actual de la IIC, Kip McKeen, inició
su labor religiosa. Por razones difusas McKeen y Roger Lamb, otro colaborador religioso, fueron expulsados de la
Iglesia de Cristo en Houston, Texas. Por tal motivo McKeen fundó una Iglesia en Boston, Massachusetts. En adelante, Mckeen se
dio a conocer en la comunidad religiosa a través del
movimiento Boston mejor conocido como Boston movement. La iglesia de Boston expandió sus dominios debido a su programa de discipulado, logrando al
poco tiempo la formación de más iglesias alrededor de
Estados Unidos e incluso en Inglaterra.
Ahora bien, el auge de las sectas protestantes, sin embargo, no comenzó en Guatemala sino hasta la década
de los años sesenta, siendo una reacción estimulada por círculos interesados, al
crecimiento poblacional en el seno de la Iglesia Católica. Por
tradición, la Iglesia Católica fue un aliado de confianza de las clases dominantes en
Centroamérica (El Parcial, 1984).
La IIC no fue conocida como la
Iglesia Internacional de Cristo hasta 1993 cuya oficina principal se estableció en Los Ángeles,
California. Alrededor del año 2001, la IIC
afirmó tener más de 400 iglesias con una membresía de 130,000 personas
alrededor del mundo en casi 150 países (Slick, 2017).
A partir de la década de los años sesenta,
la población cristiana evangélica en Centroamérica creció a pasos agigantados
debido al recrudecimiento de las guerras internas. Estos problemas sociales
favorecieron la intervención de organizaciones internacionales de ayuda
humanitaria cuya procedencia religiosa comenzó a implantarse en las comunidades
desposeídas y golpeadas por la situación social. El incremento acelerado de la
población cristiana evangélica en Guatemala dificulta su mapeo, por tal razón
resulta ilocalizable la relación directa y lineal de la IIC con el grupo
practicante de universitarios de la USAC.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta
el orígen del movimiento cristiano evangélico mediante la ampliación de los
dominios de la IIC cuyas células han ido y siguen ampliándose en el país, hasta
llegar a los espacios universitarios, en este caso, en el campus central de la
USAC.
Por último, estudios que aborden la
relación de estudiantes universitarios con la práctica religiosa en los
ambientes universitarios son escasos, por no asegurar que son nulos. En todo
caso, existen investigaciones cuya aproximación de análisis se reduce a
variables como universidad y religión, dejando de lado las células internas de
práctica religiosa.
Religión desde la antropología
Desde óptica
antropológica el estudio de la religión atiende dos vertientes básicas que se
complejizan en la medida en la que se profundiza en ellas: el control de la
naturaleza y de los seres humanos (Cantón, 1998). Esas dos vertientes
condicionan el comportamiento de los grupos sociales y la necesidad de
congregación pues, los sistemas religiosos son también sistemas de
comunicación. Estos sistemas de comunicativos están nutridos de símbolos
mediante los cuales se expresa la conexión con la divinidad y se diferencia de
otras religiones. Su carácter sagrado y ritualístico hace del símbolo un
depositario de las creencias.
Así
pues, estos sistemas de símbolos permiten representar un concepto, una creencia
o un suceso. Turner (1988) explica que el simbolismo ha jugado un doble papel:
primero, como promotor de los estudios sobre este. Segundo, el de proyectarse
gradualmente como el constructor de una propuesta teórico-metodológica puntual
sobre símbolo y ritual, acerca de los universos simbólicos que acompañan a los
diversos tipos de relatos y prácticas culturales.
El
símbolo es la unidad que conserva las propiedades específicas de la conducta
ritual. En otras palabras, es la unidad última de estructura específica en un
contexto ritual. Es a través de los símbolos, explica Rubén Dri (2007) que los
practicantes “se sienten relegados, reconectados al mundo, a los otros, a la trascendencia
[...] en el símbolo se concentra la religión, el mito [...] la filosofía”
(pág., 22). Aspectos como los mitos y la
filosofía, respaldados por lo simbólico, explican las distintas culturas pues
son la ruta que marca lo trascendental.
En
relación con el símbolo cultural, María Gisela Hadad y María Pía Venturiello
(2007) remiten a Geertz haciendo énfasis en su definición de cultura, entendida
esta como un esquema de significaciones representadas por símbolos (pág., 30).
Las religiones, en todo caso, son uno de los sistemas que integran y definen el
entramado cultural mediante la explicación de la cosmovisión encerrada en los
símbolos.
A
esto debe agregarse lo que Turner (1988) explica en relación con la importancia
del ritual como “una conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por la
rutina de tecnología y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas”
(pág. 21). Al respecto el autor propone
la estructura y propiedades de los símbolos rituales y su deducción
mediante:
a.
forma externa y
características observables;
b.
interpretaciones
ofrecidas por los especialistas religiosos y por los simples fieles;
c.
contextos
significativos en gran parte elaborados por el antropólogo.
Símbolos
culturales: para estudiar las
conductas humanas dentro del contexto al cual pertenecen, la experiencia y la
observación del investigador son factores determinantes. Por tal razón, asegura
Geertz citado por Nivón
La forma de situar o explicar al hombre atendiendo a la variedad de las
costumbres es en lo que nuestro autor llama una relación “estatigráfica” de las
relaciones entre los factores biológicos, sicológicos, sociales y culturales
(Nivón y Rosas, pág., 31).
Lo
anterior sugiere, por tanto, que el estudio de las manifestaciones culturales
expresadas mediante símbolos responde a un análisis que parte de la periferia
hacia el centro, que es donde se concentran los aspectos antropológicos de
dichos símbolos culturales.
En relación con el culto, Auge (2005) afirma que
para las sociedades occidentales resulta complicado entender cultos distintos a
los de la práctica propia. El autor amplía la asimilación del culto entendiendo
la congregación como un medio cuya finalidad es ampliar el círculo social donde
las ideas coincidan al tiempo que se establezca una relación protectora que
asegure la pertenencia.
Protestantismo en Guatemala: repaso histórico
En las últimas
décadas el número de iglesias evangélicas se ha incrementado en América Latina,
mientras que la población católica ha disminuido considerablemente. Respecto a
este fenómeno, Pérez y Grundberger (2018) dicen:
La creciente influencia política de los
evangélicos es un fenómeno latinoamericano; sin embargo, hay notables
diferencias que se manifiestan según el país. Así, México cuenta con una
población evangélica relativamente pequeña, mientras que en Guatemala y El
Salvador los evangélicos constituyen casi la mitad del total de habitantes
(pág.9).
Revolución liberal de
1871
En el caso
específico de Guatemala, el protestantismo llegó con el gobierno liberal de
Justo Rufino Barrios quien perseguía la modernización del país mediante
políticas como la libertad de prensa y la libertad de culto, esta último factor
de atractivo para extranjeros inversores que respaldaran las ambiciones de la
ideología liberal. Para tales efectos, explica Dary (2019) “no solo se trataba
de generar las condiciones para que los extranjeros llegaran a invertir al
país, sino que sobretodo, el presidente Barrios deseaba que los misioneros
extranjeros pudieran ayudar a controlar las regiones políticamente convulsas
[...]” (pág., 87).
Como
consecuencia de las políticas reformistas de Barrios la libertad de culto
siguió garantizándose a la ciudadanía desde la Constitución Política. Así pues,
tras los inmigrantes empresarios, judíos en su mayoría, la religión evangélica
cambió de protagonistas en los misioneros de los movimientos religiosos de evangelizadores
extranjeros.
Protestantismo a inicios del siglo XX
En adelante, el
protestantismo fue ampliando sus filas y mejorando sus preceptos doctrinales.
Logró colocarse en las filas de la política nacional a través de figuras
presidenciales como Efraín Ríos Montt y Jorge Serrano Elías, partidarios ambos
de los principios morales de la fe evangélica como herramienta de sus discursos
populistas.
Hay que tener
en cuenta que los principios de la doctrina cristiana evangélica parten de la
imposición de la intachabilidad moral del individuo, tanto en su entorno
público como privado, hasta la defensa en la sociedad de los valores de la
familia tradicional, entendida la familia tradicional como símbolo del éxito de
obediencia y concordancia con las enseñanzas mediadas por procesos simbólicos
inmersos en el ritualismo. El mayor indicio del éxito de la doctrina es, lo que
en Max Weber se entiende por comportamiento
premiado. Con esto Weber propone que la doctrina en sí misma no trasciende
a la religión, más bien “los premios actúan por medio del carácter de los correspondientes
bienes de salvación” (Weber, 2012, pág., 206). El comportamiento premiado
también puede exponerse mediante el voto dirigido a un representante de la fe,
entendido este acto como una manifestación de obediencia con el dios de dicha
religión.
El poder que el
refinamiento constante que esta doctrina ha venido ejerciendo sobre los
practicantes latinoamericanos (guatemaltecos en este caso) adquiere dimensiones
que superan la esfera eclesiástica y congregacional, logrando terreno en las
cúpulas políticas donde “altos cargos estatales han sido ocupados por expertos
religiosos, aunque la Constitución de 1985 lo prohíbe” (Wilhelm, 2019). Lo
anterior se explica a partir del panorama simbólico religioso concentrado en
los valores expuestos en los discursos, determinando a largo plazo las
decisiones políticas de los individuos.
Estado actual del
protestantismo a nivel nacional
La población
guatemalteca que profesa la religión cristiana evangélica no es poca. Hasta el
2006, dice (Dary, 2016) el 34% de la población guatemalteca era evangélica. En
2014 la cifra subió al 41%. Desde entonces no hay un conteo actualizado que
evidencie el incremento de la población protestante. Sin embargo es notoria la
proliferación de las denominadas iglesias de barrio. Un barrio popular
capitalino cuenta al menos con cinco iglesias evangélicas por una iglesia
católica. Al respecto, dicen Smith y Grenfell (1999) que “hasta las aldeas más
apartadas del territorio metropolitano cuentan con una presencia pastoral
evangélica permanente” (pág., 4).
Lo anterior
indica que el número de creyentes evangélicos de distintas denominaciones no
obedece en exclusiva a su concentración capitalina en las grandes corporaciones
religiosas.
Protestantismo en escenarios no religiosos: política y empresarialidad
El impacto del
sistema capitalista en Guatemala ha sido notorio en múltiples ámbitos que
conducen al mejoramiento material y económico. En las iglesias protestantes la teología de la prosperidad ofrece a
los practicantes principios de enriquecimiento y prosperidad propios basados en
el emprendedurismo, la constancia de la entrega del diezmo y la fe. Esta teología
es entendida por Semán (2001) como “un conjunto de proposiciones dogmáticas,
rituales y eclesiológicas en las que se afirma una relación con Dios y el
bienestar material” (pág., 2).
Se mencionó con
anterioridad que en Guatemala la población creyente de la fe cristiana
evangélica se decanta en política por discursos carismáticos y populistas que
integren el esquema de valores apegadas a la doctrina. La confianza en el
político de fe llega mediante mecanismos discursivos donde se apela al dios cristiano
como guía del mandatario. Sucedió con el general Efraín Ríos Montt, con Jorge
Serrano Elías y recientemente con Jimmy Morales cuyos discursos políticos no
distaban en gran medida de una prédica dominical, apelando constantemente a la seguridad nacional, el bienestar común y
las buenas costumbres donde la familia tradicional es la auténtica depositaria.
Ahora bien, las
iglesias, entendidas como otra forma de empresa, alientan al creyente a
perseguir su prosperidad material. Así lo confirma el análisis del discurso
religioso que Joaquín Algranti (2006) llevó a cabo en la iglesia evangélica
pentecostal Rey de Reyes, donde el dirigente religioso dice al público
[...] Dios te puede prosperar. El caso de un
amigo mío que era chofer de un camión de Bimbo y cuando Bimbo decide
descentralizar y darle a cada oportunidad a cada chofer de ser empresarios, o
sea, que tengan su propio camión y facturarles a Bimbo… Le dieron la opción. Él
lo usó de testimonio, lo contó en la iglesia… testimonio de que le dieron la
opción y pagar el camión con trabajo, le dieron un recorrido y que manejara el
recorrido… en la actualidad el hijo tiene 3 camiones y tiene a 5 o 6 personas
de la iglesia trabajando con él y una prosperidad que solo Dios le puede
dar...Dios le dio la puerta (pág., 19).
La conexión
entre la teología de la prosperidad y
el capitalismo incipiente predicado desde los púlpitos se explicaría en
palabras de Weber (2006) cuando dice
Piensa que el tiempo es dinero. El que puede
gana diez chelines con su trabajo y dedica a pasear la mitad del día, o a
holgazanear en su cuarto; aún cuando solo dedique seis peniques para sus
diversiones no ha de contar esto solo, sino que en realidad ha gastado, o más
bien derrochado, cinco chelines más (pág., 274).
Ambientes académicos: educación privada
Al
hablar de empresarialidad debe hablarse también de educación. De la mano con
las empresas religiosas, las empresas educativas reclutan a sus clientes
mediante la venta de valores de la fe evangélica. Los padres/clientes
dispuestos a pagar por la alimentación de la fe evangélica para sus hijos,
eligen a las instituciones educativas privadas que satisfagan esta necesidad.
Pero esta venta deliberada de valores es engañosa pues no garantiza la calidad
educativa.
Así
lo demostró el artículo Ranking de
colegios: 25 establecimientos con los mejores puntajes, que el periódico
Soy502 publicó el 19 de enero del 2017. En este artículo se evaluó a 285
colegios con base en el examen que anualmente el Ministerio de Educación
proporciona a los estudiantes de nivel medio. Esta evaluación tiene por objeto
conocer el nivel de aptitud de los estudiantes preuniversitarios en materias
como matemáticas, física y lectoescritura.
Los
estudiantes de algunos colegios cristianos evangélicos no superaron el puntaje
óptimo según los criterios del Ministerio de Educación. Tal es el caso del
Colegio Cristiano Torricceli con un 33,34% de aprobación, el Colegio Evangélico
Mixto Adonai con un 2.0% de aprobación, el Colegio Mixto Evangélico La Patria
con un 19,39% de aprobación, por mencionar algunos.
La
secuencia doctrinaria en la educación universitaria y en los núcleos familiares
creyentes de la teología de la prosperidad se manifiesta en algunos casos en la
preferencia de los estudiantes y sus padres por universidades que, al igual que
los colegios privados de nivel medio, listen en su oferta académica un menú de
valores coincidentes con la fe cristiana evangélica.
Así,
las más cotizadas son la universidad Mariano Gálvez, la Universidad San Pablo y
la Universidad del Istmo por mencionar algunas dentro de la oferta
educativo-religiosa. Las universidades con mayor población estudiantil son la
Universidad Francisco Marroquín (2579 estudiantes matriculados hasta 2011) sin
denominación religiosa, la Universidad Rafael Landívar de corte jesuita (38000
matriculados hasta 2020) y la Universidad de San Carlos definida como laica
(147558 estudiantes matriculados).
Esta
última universidad es el entorno académico en el que se centra esta
investigación pues, como escenario social laico y autónomo exento de
denominaciones religiosas en su oferta académica, así como única universidad
estatal, favorece a sus estudiantes la búsqueda e integración de creyentes de
la fe cristiana evangélica que no encajen en la secuencia que dictan los niveles
educativos previos, de buscar una casa de estudios superiores donde desde la
cátedra se reproduzcan y refuercen sus valores religiosos.
La USAC como entorno laico y autónomo
La Universidad
de San Carlos de Guatemala es una institución cuya historia es de amplio
recorrido desde sus inicios en el siglo XVIII. Como ya se ha mencionado, las
políticas del gobierno de Barrios como resultado de la reforma liberal de 1871 influyeron en
todos los ámbitos donde la USAC, hasta entonces Universidad Nacional, pasó a
poder del Estado. Esta transición sumó a los liberales un logro más: la
supresión de la enseñanza religiosa que se había mantenido hasta la llegada del
espíritu liberal. Una vez instaurada la dictadura de Manuel Estrada Cabrera, la
Universidad Nacional tomó su nombre y se vio suprimida por sus lineamientos
dictatoriales. Este cambio duró hasta el derrocamiento del dictador en 1920,
cuando la Universidad volvió a tomar el nombre de Universidad Nacional
(Sagastume, 2014., pág., 19).
Más adelante, durante el gobierno sucesor de
Estrada Cabrera, el del general Jorge Ubico, la presión dictatorial se hizo
sentir nuevamente, hasta que la presión social y estudiantil logró su renuncia.
Como consecuencia de la transición de Ubico hacia la Junta Revolucionaria de
Gobierno integrada por Guillermo Toriello, Jacobo Árbenz y Francisco Javier
Arana, la Universidad de San Carlos fue declarada autónoma a partir de la
emisión del Decreto No. 12 que desde entonces garantiza que la universidad no
será nuevamente controlada por ningún mandatario.
En la Constitución Política de la República
vigente desde 1985, el artículo 82 de la sección quinta correspondiente a la
universidades indica que
La Universidad de San Carlos de Guatemala es una
institución autónoma, con personalidad jurídica. En su carácter de única
universidad estatal, le corresponde con exclusividad, dirigir, organizar y
desarrollar la educación superior del Estado (Const., pág., 57)
De igual manera, la Constitución Política de la
República, en el título correspondiente a los derechos individuales, garantiza
la libertad de culto y asociación en el artículo 36, donde se lee que
El ejercicio de todas las religiones es libre.
Toda persona tiene derecho a practicar su religión o creencia, tanto en público
como en privado, por medio de la enseñanza, el culto y la observancia sin más
límites que el orden público y el respeto debido a la dignidad de la jerarquía
y a los fieles de otros credos (Const., pág., 5).
La Universidad
de San Carlos es, entonces, la única universidad pública, autónoma y por su
apego a la herencia de los ideales liberales, laica en la formación y
procedencia religiosa de sus estudiantes. El Derecho Canónico define la laicidad
como un derecho civil donde el laico ejerce su culto en las circunstancias
ordinarias de la sociedad, sin filiaciones religiosas institucionales que
determinen sus valores y su fe.
Por ello, la
Universidad de San Carlos como espacio académico autónomo y laico respaldado
por la Constitución Política ofrece a sus estudiantes, también respaldados como
ciudadanos por el mismo documento, las
condiciones idóneas de asociación y práctica de la fe cristiana evangélica dentro
del Campus Central, independientemente de su laicidad.
Con estas dos
garantías, la IIC comenzó a formar células integradas por estudiantes de
distintas facultades de la USAC, creyentes o no de la fe cristiana evangélica,
tanto para la asociación como para la conversión.
La IIC en la USAC
La Iglesia Internacional de Cristo es un grupo
juvenil cristiano dirigido a jóvenes universitarios, fundado en septiembre de
1994. Denominado Acción Estudiantil Centro América. Cuenta con un equipo de
evangelizadores que funciona alrededor del Campus Universitario de la USAC,
ubicándose en las gradas del primer piso del edificio de Recursos Educativos.
Sus actividades son charlas bíblicas que se realizan los lunes y jueves a las
19:00 horas y los días viernes a las 15:00 horas.
El grupo
cristiano lleva varios años reuniéndose en los alrededores del Campus
Universitario y el grupo de estudiantes que asiste a sus reuniones es en
ocasiones significativo, especialmente los días viernes que cuentas con un
promedio de 18-20 personas.
Interpretación de resultados
Acercamiento de los estudiantes de
la USAC a la IIC
Los participantes son jóvenes estudiantes que
circulan en los alrededores de la Plaza de los Mártires, y son invitados por
los líderes a reunirse con ellos para formar parte de la Iglesia Internacional
de Cristo. La IIC cuenta con un líder de la célula. Los estudiantes que acceden
a formar parte de la congregación, participan activamente como servidores en la
Iglesia en programas como en el coro, sonido, grupos de oración y conformación
de células familiares entre otros.
El estudiante practicante y su
comportamiento individual y colectivo
El estudiante que participa
activamente en las reuniones del grupo Acción Estudiantil tiene la convicción
que aparte de formarse académicamente, siente también la necesidad espiritual
de congregarse. Como lo afirma Marc Augé en relación con el culto: que para las
sociedades occidentales resulta complicado entender cultos distintos a los de
la práctica propia. El autor amplía la asimilación del culto entendiendo la
congregación como un medio cuya finalidad es ampliar el círculo social donde
las ideas coincidan al tiempo que se establezca una relación protectora que
asegure la pertenencia. Esa pertenencia, hace que el estudiante en congregación
como grupo, busque los elementos que necesita para crecer espiritualmente.
Efectos académicos de la congregación a la IIC
Los
efectos académicos de la congregación a la Iglesia Internacional de Cristo son
muy difíciles de cuantificar, sin embargo puede percibirse una clara presencia
de la influencia de la Iglesia en los estudiantes por la marcada presencia en
el campus central de la Universidad de San Carlos de Guatemala desde 1994. Su
número de congregados se mantiene en un promedio aproximado de 20 personas y su
presencia por 26 años denota una importancia para el estudiante universitario,
como para la Iglesia Internacional de Cristo.
Conclusiones
- La Universidad de San Carlos de Guatemala es una institución pública de calidad autónoma, gracias a las transformaciones sociales que fomentaron su desarrollo. En ella se fomentan y refuerzan los derechos constitucionales de la ciudadanía. Un derecho fundamental respaldado por el artículo 36 de la Constitución Política de la República de Guatemala es la libertad de culto que indica que el ejercicio de la religión es libre, ya sea en el ámbito público o privado.
- ●Como consecuencia de la libertad constitucional de culto y de la naturaleza autónoma de la USAC que la faculta como espacio académico público, el grupo de jóvenes universitarios Acción Estudiantil Centroamérica converge en el campus central con el fin de compartir y practicar los preceptos de la religión cristiana evangélica, así como de ampliar el número de sus congregados.
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