Me lleva él o me lo llevo yo

“Abuelo, por si acaso me puedes oír del otro lado de la eternidad, te voy a decir qué es un sicario: un muchachito, a veces un niño, que mata por encargo. ¿Y los hombres? Los hombres por lo general no, aquí los sicarios son niños o muchachitos, de doce, quince, diecisiete años […]”

La virgen de los sicarios, Fernando Vallejo.

By Rubí Véliz.

Trinational Anti-Gang Force
 On November 15, the presidents of the countries of the North Triangle (Guatemala, El Salvador, and Honduras) launched the Trinational Anti-Gang Force, which is a combination of intelligence, security and justice forces to control juvenile crime. Negotiations began in August of this year and the execution was announced in New Ocotepeque, Honduras, in a tripartite speech that led the three presidents on duty.

For those of us in Central America, the reality of maras(gangs) is not unknown to us. Directly or indirectly we have all been victims and even indirect offenders. Some of us know members of some gang or grew up with children who did not reach adolescence because of their militancy in an alternative form of family: mara. What strikes me the new anti-gang plan devised by these characters with power is their total ignorance of the real situation of each country. These military declarations reveal the null appropriation of the problems inherited by dictatorships, revolutions and civil confrontations, conditions that the countries of the North Triangle share in the light of the gangs.

When I hear the auction of blood presented as a pilot plan that appeals to the security of citizenship, I identify words like force, control, law, submit and a whole semantic network whose message smells like bullets. I do not hear a proposal that does not violate the physical and mental integrity of the individual who delinquent and murder as modus vivendi. But this lack of ideas is not accidental; it is rather unilateral and individual. However, the presidents here demonstrate that they are beasts of burden with blinkers, that is, that they only see ahead and that they do not know completely what the antecedents of other countries can contribute. For example, in 2004 Colombia launched a master plan for Parques Biblioteca, an integral system whose main motivation was the rescue of vulnerable youths to subservience in drug trafficking cartels, which once Pablo Escobar Gaviria died, began to dispute the territory and try to recover The land in Medellín and its periphery.

In the same way that the presidents reveal not knowing the case of the rescue of the Colombia of Pablo Escobar in the decades of the eighties and ninety, they ignore completely the spiritual and socio-cultural dynamics of which the juvenile gangs are composed without taking also into account that Criminality is not exclusive to mareros-sicarios. If we want to inventory crimes, let's start with the State of each country.

For the president of Honduras, Juan Orlando Hernandez, the Trinational Anti-Gangs Force will act against the migration of young minors to the United States, since as he said, the fault of the gangs is because of North America. Perhaps, Hernandez could get more inform a little to himself, and not to sin of parliamentary embarrassment could read La Virgen de los Sicarios of Fernando Vallejo. Perhaps from that reading I can understand that, individual motivations such as poverty, corrupt states, lack of sex education and all that undermined by the great pimp of the Catholic Church, lead to massacres and survival slaughters. It is the same problem with the solution of always: confront the people against the same people. And it is not that sociology draws a panorama of customs and jargon so that outsiders can frighten us with the unknown; is that studying juvenile criminal organizations as social phenomena leads us to understand the root problems, from their structural twist. Because as Vallejo says: "the little boys are nobody's, they are the ones who need them," the gang members are not vocational criminals, they do not born like that.


For that reason I do not trust the Trinational Anti-Gang Force, because attacking the problem from its consequences is not only retrograde, it is sterile and the promises will last what lasts the universal language of the gun shot. And so by force, as they propose, we will return in time and we will arrive at the Colombia of Escobar Gaviria and will sound like the vallenato that dizzy to the whole continent praying " me lleva él o me lo llevo yo, pa’ que se acabe la vaina ". We will remain stagnant, will continue the murders and drug trafficking, and will continue the offerings and the pilot plans will follow the leaders who seek the philosopher's stone in his pocket. And the worst of all is that, it will not stop there.

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El pasado 15 de noviembre, los presidentes de los países del Triángulo Norte lanzaron el plan Fuerza Trinacional Antipandillas, que consiste en la combinación de fuerzas de inteligencia, seguridad y justicia, con el fin de controlar la criminalidad juvenil. Las negociaciones comenzaron desde agosto de este 2016, y la ejecución se anunció en Nueva Ocotepeque, Honduras en un discurso tripartito que protagonizaron los tres mandatarios de turno. 

Para quienes somos centroamericanos, la realidad de las maras no nos es desconocida. Directa o indirectamente, todos hemos sido víctimas e incluso hasta victimarios indirectos. Algunos de nosotros conocemos integrantes de alguna pandilla, o crecimos junto a niños que no llegaron a la adolescencia a causa de su militancia en una modalidad alternativa de familia: la mara. Lo que me llama la atención del flamante plan antipandillas urdido por estos personajes con poder es su total desconocimiento de la situación real de cada país. Aquellas declaraciones militaroides revelan la nula apropiación de los problemas heredados por las dictaduras, las revoluciones y los enfrentamientos civiles, condiciones que los países del Triángulo Norte comparten a la luz de las pandillas.

Cuando escucho la subasta de sangre presentada como un plan piloto que apela a la seguridad de la ciudadanía, identifico palabras como fuerza, control, ley, someter y toda una red semántica cuyo mensaje huele a plomo. No escucho por ningún lado una propuesta que no atente contra la integridad física y mental del individuo que delinque y asesina como modus vivendi. Pero esta carencia de ideas no es accidental, es más bien unilateral e individual. Sin embargo, los presidentes aquí demuestran que son bestias de carga con anteojeras, es decir, que solo ven hacia adelante y que desconocen por completo lo que los antecedentes de otros países pueden aportar. Por ejemplo, en el 2004 Colombia lanzó un plan maestro de Bibliotecas Parque, un sistema integral cuya principal motivación era el rescate de jóvenes vulnerables al servilismo en los carteles de narcotráfico, que una vez muerto Pablo Escobar Gaviria, comenzaron a disputarse el territorio y a intentar recuperar el terreno en Medellín y su periferia.

De la misma manera que los presidentes revelan desconocer el caso del rescate de la Colombia de Pablo Escobar en las décadas de los ochenta y noventa, ignoran por completo la dinámica espiritual y sociocultural de la que se componen las pandillas juveniles, sin tomar en cuenta también que la criminalidad no es exclusiva de los mareros-sicarios. Si queremos inventariar crímenes comencemos por el Estado de cada país.  

Para el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, la Fuerza Trinacional Antipandillas accionará en contra de la migración de jóvenes menores a los Estados Unidos, dado que como dijo él, la culpa de las pandillas la tiene Norteamérica. Quizá a Hernández no le vendría mal informarse un poco y para no pecar de obnubilación parlamentaria podría leer a Vallejo y La virgen de los sicarios. A lo mejor a partir de esa lectura logre comprender que las motivaciones individuales como la pobreza, Estados corruptos, falta de educación sexual y todo eso solapado por la gran proxeneta de la Iglesia Católica, desembocan en masacres. Es el problema de siempre, con la solución de siempre: enfrentar al pueblo contra el mismo pueblo. Y no es que la sociología dibuje un panorama de costumbres y jergas para que los de afuera podamos asustarnos con lo desconocido; es que estudiar las organizaciones criminales juveniles como fenómenos sociales nos conduce comprender los problemas de raíz, desde su torcedura estructural. Y es que, como dice Vallejo: “los muchachitos no son de nadie, son de quien los necesita”, los pandilleros no son criminales vocacionales, no nacen siéndolo.


Por eso no confío en la Fuerza Trinacional Antipandillas, porque atacar el problema desde sus consecuencias no solo es retrógrado, es estéril y las promesas durarán lo que dura el lenguaje universal del plomazo. Y así, por la fuerza como proponen ellos, regresaremos en el tiempo y llegaremos a la Colombia de Escobar Gaviria y sonará aquel ballenato que mareaba a los colombianos diciendo “me lleva él o me lo llevo yo, pa’ que se acabe la vaina” seguiremos estancados, seguirán los asesinatos, el narcotráfico; seguirán los ofrecimientos y los planes pilotos, seguirán los mandatarios que buscan la piedra filosofal en su bolsillo. Y lo peor es que no, ahí no acabará la vaina.

Comentarios

  1. Este libro lo lei hace años, nunca llegue a pensar que en el futuro me tocaba vivir en carne propia lo que una vez vivio su protagonista principal, narrada por su autor.

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